lunes, 3 de octubre de 2016

La hora de la economía colaborativa, de Ignacio Ramonet


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La hora de la economía colaborativa

Ignacio Ramonet
Periodista y escritor. Director de ‘Le Monde Diplomatique’ en español.

La economía colaborativa es un modelo económico basado en el intercambio y la puesta en común de bienes y servicios mediante el uso de plataformas digitales. Se inspira en las utopías del compartir y de valores no mercantiles como la ayuda mutua o la convivialidad, y también del espíritu de gratuidad, mito fundador de Internet. Su idea principal es: “lo mío es tuyo” (1), o sea compartir en vez de poseer. Y el concepto básico es el trueque. Se trata de conectar, por vía digital, a gente que busca “algo” con gente que lo ofrece. Las empresas más conocidas de ese sector son: Netflix, Uber, Airbnb, Blabacar, etc. Treinta años después de la expansión masiva de la Web, los hábitos de consumo han cambiado. Se impone la idea de que la opción más inteligente hoy es usar algo en común, y no forzosamente comprarlo. Eso significa ir abandonando poco a poco una economía basada en la sumisión de los consumidores y en el antagonismo o la competición entre los productores, y pasar a una economía que estimula la colaboración y el intercambio entre los usuarios de un bien o de un servicio. Todo esto plantea una verdadera revolución en el seno del capitalismo que está operando, ante nuestros ojos, una nueva mutación.

Imaginemos que, un domingo, usted decide realizar un trabajo casero de reparación. Debe perforar varios agujeros en una pared. Y resulta que no posee un taladrador. ¿Salir a comprar uno un día festivo? Complicado… ¿Qué hacer? Lo que usted ignora es que, a escasos metros de su casa, viven varias personas dispuestas a ayudarle. No saberlo es como si no existieran. Entonces, ¿por qué no disponer de una plataforma digital que le informe de ello… que le diga que ahí, muy cerca, vive un vecino dispuesto a asistirlo y, al vecino, que una persona necesita su ayuda y que está dispuesta a pagar algo por esa ayuda? (2).

Tal es la base de la economía colaborativa y del consumo colaborativo. Usted se ahorra la compra de un taladrador que quizás no vuelva a usar jamás y el vecino se gana unos euros que le ayudan a terminar el mes. Gana también el planeta porque no hará falta fabricar (con lo que eso conlleva de contaminación del medio ambiente) tantas herramientas individuales que apenas usamos, cuando podemos compartirlas. En Estados Unidos, por ejemplo, hay unos 80 millones de taladradores cuyo uso medio, en toda la vida de la herramienta, es de apenas 13 minutos… Se reduce el consumismo. Se crea un entorno más sostenible. Y se evita un despilfarro porque, lo que de verdad necesitamos, es el agujero, no el taladrador…

En un movimiento irresistible, miles de plataformas digitales de intercambio de productos y servicios se están expandiendo a toda velocidad (3). La cantidad de bienes y servicios que pueden imaginarse mediante plataformas online, ya sean de pago o gratuitas (como Wikipedia), es literalmente infinita. Solo en España hay más de cuatrocientas plataformas que operan en diferentes categorías (4). Y el 53% de los españoles declaran estar dispuestos a compartir o alquilar bienes en un contexto de consumo colaborativo.

A nivel planetario, la economía colaborativa crece actualmente entre el 15% y el 17% al año. Con algunos ejemplos de crecimiento absolutamente espectaculares. Por ejemplo Uber, la aplicación digital que conecta a pasajeros con conductores, en solo cinco años de existencia ya vale 68.000 millones de dólares y opera en 132 países. Por su parte, Airbnb, la plataforma online de alojamientos para particulares surgida en 2008 y que ya ha encontrado cama a más 40 millones de viajeros, vale hoy en Bolsa (sin ser propietaria de ni una sola habitación) más de 30.000 millones de dólares (5).

El éxito de estos modelos de economía colaborativa plantea un desafío abierto a las empresas tradicionales. En Europa, Uber y Airbnb han chocado de frente contra el mundo del taxi y de la hostelería respectivamente, que les acusan de competencia desleal. Pero nada podrá parar un cambio que, en gran medida, es la consecuencia de la crisis del 2008 y del empobrecimiento general de la sociedad. Es un camino sin retorno. Ahora la gente desea consumir a menor precio, y también disponer de otras fuentes de ingresos inconcebibles antes de Internet. Con el consumo colaborativo crece, asimismo, el sentimiento de ser menos pasivo, más dueño del juego. Y la posibilidad de la reversibilidad, de la alternancia de funciones, poder pasar de consumidor a vendedor o alquilador, y viceversa. Lo que algunos llaman “prosumidor”, una síntesis de productor y consumidor (6).

Otro rasgo fundamental que está cambiando –y que fue nada menos que la base de la sociedad de consumo–, es el sentido de la propiedad, el deseo de posesión. Adquirir, comprar, tener, poseer eran los verbos que mejor traducían la ambición esencial de una época en la que el tener definía al ser. Acumular “cosas” (7) (viviendas, coches, neveras, televisores, muebles, ropa, relojes, cuadros, teléfonos, etc.) constituía la principal razón de la existencia. Parecía que, desde el alba de los tiempos, el sentido materialista de posesión era inherente al ser humano. Recordemos que George W. Bush ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en 2004, prometiendo una “sociedad de propietarios” y repitiendo: “Cuantos más propietarios haya en nuestro país, más vitalidad económica habrá en nuestro país”.

Se equivocó doblemente. Primero porque la crisis del 2008 destrozó esa idea que había empujado a las familias a ser propietarias, y a los bancos –embriagados por la especulación inmobiliaria–, a prestar (las célebres subprimes) sin la mínima precaución. Así estalló todo. Quebraron los bancos hipotecarios y hasta el propio Lehman Brothers, uno de los establecimientos financieros aparentemente más sólidos del mundo…

Y segundo, porque, discretamente, nuevos actores nacidos de Internet empezaron a dinamitar el orden económico establecido. Por ejemplo: Napster, una plataforma para compartir música que iba a provocar, en muy poco tiempo, el derrumbe de toda la industria musical y la quiebra de los megagrupos multinacionales que dominaban el sector. E igual iba a pasar con la prensa, los operadores turísticos, el sector hotelero, el mundo del libro y la edición, la venta por correspondencia, el cine, la industria del motor, el mundo financiero y hasta la enseñanza universitaria con el auge de los MOOC (Masive Open Online Courses o cursos online gratuitos) (8).

En un momento como el actual, de fuerte desconfianza hacia el modelo neoliberal y hacia las elites políticas, financieras y bancarias, la economía colaborativa aporta además respuestas a los ciudadanos en busca de sentido y de ética responsable. Exalta valores de ayuda mutua y ganas de compartir. Criterios todos que, en otros momentos, fueron argamasa de utopías comunitarias y de idealismos socialistas. Pero que son hoy –que nadie se equivoque– el nuevo rostro de un capitalismo mutante deseoso de alejarse del salvajismo despiadado de su reciente periodo ultraliberal.

En este amanecer de la economía colaborativa, las perspectivas de éxito son inauditas porque, en muchos casos, ya no se necesitan las indispensables palancas del aporte de capital inicial y de búsqueda de inversores. Hemos visto cómo Airbnb, por ejemplo, gana una millonada a partir de alojamientos que ni siquiera son de su propiedad.

En cuanto al empleo, en una sociedad caracterizada por la precariedad y el trabajo basura, cada ciudadano puede ahora, utilizando su ordenador o simplemente su teléfono inteligente, proveer bienes y servicios sin depender de un empleador. Su función sería –además de compartir, intercambiar, alquilar, prestar o regalar– la de un intermediario. Cosa nada nueva en la economía: ha existido desde el inicio del capitalismo. La diferencia reside ahora en la tremenda eficiencia con la que –mediante poderosos algoritmos que, casi instantáneamente, calculan ofertas, demandas, flujos y volúmenes–, las nuevas tecnologías analizan y definen los ciclos de oferta-demanda.

Por otra parte, en un contexto en el que el cambio climático se ha convertido en la amenaza principal para la supervivencia de la humanidad, los ciudadanos no desconocen los peligros ecológicos inherentes al modelo de hiperproducción y de hiperconsumo globalizado. Ahí también, la economía colaborativa ofrece soluciones menos agresivas para el planeta.

¿Podrá cambiar el mundo? ¿Puede transformar el capitalismo? Muchos indicios nos conducen a pensar, junto con el ensayista estadounidense Jeremy Rifkin (9), que estamos asistiendo al ocaso de la 2ª revolución industrial, basada en el uso masivo de energías fósiles y en unas telecomunicaciones centralizadas. Y vemos la emergencia de una economía colaborativa que obliga, como ya dijimos, al sistema capitalista a mutar. Por el momento coexisten las dos ramas: una economía de mercado depredadora dominada por un sistema financiero brutal, y una economía del compartir, basada en las interacciones entre las personas y en el intercambio de bienes y servicios casi gratuitos… Aunque la dinámica está decididamente a favor de esta última.

Quedan muchas tareas pendientes: garantizar y mejorar los derechos de los e-trabajadores; regular el pago de tasas e impuestos de las nuevas plataformas; evitar la expansión de la economía sumergida… Pero el avance de esta nueva economía y la explosión de un nuevo modo de consumir parecen imparables. En todo caso, revelan el anhelo de una sociedad exasperada por los estragos del capitalismo salvaje. Y que aspira de nuevo, como lo reclamaba el poeta Rimbaud, a cambiar la vida.

NOTAS:
(1) Léase Rachel Botsman y Roo Rogers: What’s Mine is Yours: The Rise of Collaborative Consumption, Harper Collins, Nueva York, 2010.
(2) En España, existen varias plataformas dedicadas a eso, por ejemplo: Etruekko (http:// etruekko.com/) y Alkiloo (http://www.alkiloo.com/).
(3) Consúltese: www.consumocolaborativo.com
(4) El diario online El Referente, en su edición del 25 de octubre de 2015, ha recogido las principales start-ups dedicadas a los viajes, la cultura y el ocio, la alimentación, el transporte y el parking, la mensajería, las redes profesionales, el intercambio y alquiler de productos y servicios, los gastos compartidos, los bancos de tiempo, la tecnología e Internet, la financiación alternativa y fintech, la moda, los deportes, la educación, la infancia, el alquiler de espacios, los pisos compartidos y otras plataformas de interés. http://www.elreferente.es/tecnologicos/directorio-plataformas-economia-colaborativa-espana-28955
(5) Airbnb ya vale más que Hilton, el primer grupo de hostelería del mundo. Y más que la suma de los dos otros grandes grupos mundiales Hyatt y Marriot. Con dos millones de alojamientos en 191 países, Airbnb se coloca por delante de todos sus competidores en capacidad de alojamiento a escala planetaria. Airbnb cobra el 3% del precio de la transacción al propietario y entre el 6% y el 12% al inquilino.
(6) El concepto de prosumidor aparece por vez primera en el ensayo de Alvin Toffler, La Tercera Ola (Plaza&Janés, Barcelona, 1980), que define como tal a las personas que son, al mismo tiempo, productores y consumidores.
(7) Las Cosas (Les Choses, 1965) es una novela del autor francés Georges Perec. La primera edición en español (trad. de Jesús López Pacheco), fue publicada en 1967 por Seix Barral. En 1992, Anagrama la reeditó con la traducción de Josep Escué. Es una crítica de la sociedad de consumo y de la trivialidad de los deseos fomentados por la publicidad.
(8) Desde hace dos años, unos seis millones de estudiantes se han puesto a seguir gratuitamente cursos online, difundidos por las mejores universidades del mundo. http://aretio.hypotheses.org/1694
(9) Jeremy Rifkin, La sociedad de coste marginal cero: El Internet de las cosas, el procomún

Resolución de 28 de septiembre de 2016, de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas, por la que se establece el calendario de días inhábiles a efectos de cómputos de plazos, en el ámbito de la Administración General del Estado para el año 2016, a partir del día 2 de octubre de 2016.

Resolución de 28 de septiembre de 2016, de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas, por la que se establece el calendario de días inhábiles a efectos de cómputos de plazos, en el ámbito de la Administración General del Estado para el año 2016, a partir del día 2 de octubre de 2016.

TEXTO

Mediante Resolución de 3 de noviembre de 2015, de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas, se estableció el calendario de días inhábiles en el ámbito de la Administración General del Estado para el año 2016, a efectos de cómputos de plazos, de acuerdo con lo establecido en el artículo 48.7 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común.

La Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas recoge en su artículo 30.7 que la Administración General del Estado, con sujeción al calendario laboral oficial, fijará, en su respectivo ámbito, el calendario de días inhábiles a efectos de cómputos de plazos.Por otro lado, como novedad, la mencionada Ley en su artículo 30.2, excluye los sábados del cómputo de plazos.

Dado que, de acuerdo con lo establecido en su disposición final séptima, la Ley 39/2015, de 1 de octubre, entrará en vigor el próximo día 2 de octubre de 2016, es necesario dictar nueva Resolución, de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas, con el fin de recoger la previsión contenida en la mencionada Ley respecto a la declaración de los sábados como día inhábil a efectos del cómputo de plazos.

Finalmente, de acuerdo con el artículo 30.8 de la ley 39/2015, de 1 de octubre, la declaración de un día como hábil o inhábil a efectos de cómputo de plazos no determina por sí sola el funcionamiento de los centros de trabajo de las Administraciones públicas, la organización del tiempo de trabajo ni el acceso de los ciudadanos a los registros.

Por todo ello, esta Secretaría de Estado de Administraciones Públicas, órgano superior del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, en virtud del Real Decreto 256/2012, de 27 de enero, por el que se desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, y de conformidad con las competencias que le atribuye el artículo 12 del mencionado Real Decreto, ha resuelto:

Primero.
Se aprueba el calendario de días inhábiles correspondiente al período comprendido entre el 2 de octubre y el 31 de diciembre de 2016, para la Administración General del Estado y sus Organismos Públicos, a efectos de cómputos de plazos.

Segundo.
A partir del 2 de octubre de 2016, serán días inhábiles, en el ámbito de la Administración General del Estado, a efectos de cómputos de plazos:
a) En todo el territorio nacional: los sábados, los domingos y los días declarados como fiestas de ámbito nacional no sustituibles, o sobre las que la totalidad de las Comunidades Autónomas no ha ejercido la facultad de sustitución.
b) En el ámbito territorial de las Comunidades Autónomas: aquellos días determinados por cada Comunidad Autónoma como festivos.
c) En los ámbitos territoriales de las Entidades que integran la Administración Local: los días que establezcan las respectivas Comunidades Autónomas en sus correspondientes calendarios de días inhábiles.
Los días inhábiles a que se refieren los puntos a) y b) de este apartado se recogen, especificado por meses y por Comunidades Autónomas, en el anexo adjunto.

Tercero.
Disponer la publicación de la presente Resolución en el «Boletín Oficial del Estado», que también estará disponible en el Punto de Acceso General (administracion.gob.es) de la Administración General del Estado.

Cuarto.
Queda sin efecto la Resolución de 3 de noviembre de 2015, de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas, por la que se establece el calendario de días inhábiles en el ámbito de la Administración General del Estado para el año 2016, a efectos de cómputos de plazos en lo que se refiere al período comprendido entre el 2 de octubre y el 31 de diciembre de 2016.

Quinto.
La presente Resolución entrará en vigor el día 2 de octubre de 2016.
Madrid, 28 de septiembre de 2016.–El Secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Germán Beteta Barreda.


ANEXO
1

Análisis

  • Rango: Resolución
  • Fecha de disposición: 28/09/2016
  • Fecha de publicación: 01/10/2016
  • Entrada en vigor: 2 de octubre de 2016.
Referencias anteriores
  • DEJA SIN EFECTO el cómputo de plazos del período comprendido entre el 2 de octubre y el 31 de diciembre de 2016 de la Resolución de 3 de noviembre de 2015 (Ref. BOE-A-2015-12438).
  • DE CONFORMIDAD con el art. 30.2 y 8 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre (Ref. BOE-A-2015-10565).
Materias
  • Administración General del Estado
  • Días inhábiles
  • Procedimiento administrativo

Orden ESS/1554/2016, de 29 de septiembre, por la que se regula el procedimiento para el registro y publicación de las memorias de responsabilidad social y de sostenibilidad de las empresas, organizaciones y administraciones públicas.

Orden ESS/1554/2016, de 29 de septiembre, por la que se regula el procedimiento para el registro y publicación de las memorias de responsabilidad social y de sostenibilidad de las empresas, organizaciones y administraciones públicas.

 

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Sobre el crecimiento económico: "Lo pequeño es hermoso", de Ernst Friedrich Schumacher.

27.09.2016

Lo pequeño es hermoso: Primera regla del estado del ‘Bienvivir’

por
Un cervatillo en una campo de cereal.
Un corzo se asoma en un campo de cereal.

Queremos en este nuevo curso en ‘El Asombrario’ seguir insistiendo en esos libros imprescindibles e imperecederos que nos ayudan a montar una biblioteca ecológica y a amueblar la cabeza para entender realmente dónde estamos. Abrimos estas nuevas entregas con ‘Lo pequeño es hermoso’, publicado en 1973 por el economista y estadístico germano-británico E. F. Schumacher (1911-1977), un referente para los críticos con los sistemas económicos de Occidente. Su esencia: “El ser humano es pequeño y, por lo tanto, lo pequeño es hermoso. Perseguir el gigantismo es buscar la autodestrucción”.

A esta Ventana Verde que se abre a la cultura verdaderamente sostenible vamos trayendo libros -unos clásicos, otros actuales- que nos hacen pensar en otra relación con el planeta. Hemos hablado de los trabajos de Joaquín Araújo, de Julio Vías, Víctor J. Hernández, Juan Varela y Antonio Sandoval, de Gustavo Duch y Jordi Pigem, de Thoreau -por supuesto-, Naomi Klein… Hoy nos detenemos en una obra de referencia: Lo pequeño es hermoso, un trabajo publicado en 1973 y traducido a más de 30 lenguas, que ya en aquella década de puro desarrollismo ciego se mostraba visionario alertando sobre determinados asuntos de riesgo, como nuestra dependencia de los combustibles fósiles, la entrega acrítica al crecimiento del PIB sin más matices y el saludo a la energía nuclear como la gran salvación. Como se señala en la contraportada de la edición de Akal de 2013, “es un vigoroso alegato contra una sociedad distorsionada por el culto al crecimiento económico”. Un libro que el periódico The Times ha elegido entre los 100 más importantes publicados a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Aunque en algunos capítulos se ha quedado obviamente desfasado, Lo pequeño es hermoso nos sigue conmoviendo en lo esencial de su mensaje. Lo encontramos en la página 37: “¿Cómo hacer para comenzar a desmantelar la codicia y la envidia? Tal vez comenzando a ser menos codiciosos y envidiosos nosotros mismos, o evitando la tentación de permitir que nuestros lujos se conviertan en necesidades y por un sistemático análisis de nuestras propias necesidades para encontrar la forma de simplificarlas y reducirlas. Si no tenemos fuerzas para hacer ninguna de estas cosas, ¿podríamos, por lo menos, dejar de aplaudir el tipo de progreso económico que adolece de falta de bases para la permanencia y a la vez dar nuestro apoyo, por modesto que sea, a quienes no teniendo temor de ser tildados de excéntricos trabajan por la no violencia como ecólogos, protectores de la vida salvaje, promotores de la agricultura orgánica, productores caseros, etc…? Un gramo de práctica es generalmente más valioso que una tonelada de teoría”. Y justo es recordar aquí nuestra entrega de hace unas semanas de la Ventana Verde en torno al documental Mañana, que muestra pequeñas prácticas, ejemplos ya en marcha, de cómo emprender una relación diferente con la Tierra para asegurarnos el futuro.

Tengamos en cuenta que todo esto fue escrito a comienzos de los setenta, y que por entonces, en 1972, la ONU convocó en Estocolmo la primera gran conferencia mundial sobre cuestiones medioambientales y que el término “desarrollo sostenible” no se acuñó oficialmente hasta los años 80 en el famoso Informe Brundtland, tomando el nombre de la primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, y también dentro del ámbito de Naciones Unidas.

Ya Schumacher arremetía hace más de 40 años contra la consideración sagrada del crecimiento del Producto Nacional Bruto (o PIB, Producto Interior Bruto) como el mejor indicador de progreso para un Estado y sus ciudadanos. Leemos: “La idea de que puede haber un crecimiento patológico, un crecimiento enfermizo, un crecimiento desordenado o destructivo, es una idea perversa que no debe permitirse aflorar. Una pequeña minoría de economistas ha comenzado a preguntarse hasta dónde puede llegar el crecimiento, dado que el crecimiento infinito dentro de un medio ambiente finito es obviamente un imposible”.

Otro aspecto que me llama especialmente la atención de este libro es su aproximación al pensamiento budista para resaltar cómo nos hemos desviado de la función principal de lo que debería ser el trabajo: permitir desarrollar al ser humano sus facultades en beneficio propio y de la sociedad; y cómo lo hemos transformado en una especie de obligación/esclavitud en la que la mayoría de la gente no puede disfrutar con lo que ocupa la mayor parte de su tiempo. Escribe Schumacher: “Sería poco menos que criminal organizar el trabajo de tal manera que llegue a ser algo sin sentido, aburrido, que idiotice y enerve al trabajador; eso indicaría una mayor preocupación por las mercancías que por la gente, una diabólica falta de compasión y un grado de inclinación hacia el lado más primitivo de la existencia que destruye el alma”. “Igualmente, esforzarse por el ocio como una alternativa al trabajo sería considerado como una total malinterpretación de una de las verdades básicas de la existencia humana, es decir, que el trabajo y el ocio son partes complementarias de un mismo proceso vital y no pueden ser separadas sin destruir el gozo del trabajo y la felicidad del ocio”.

Miramos a nuestro alrededor en pleno 2016, ¿y qué vemos? ¿Cuánta gente conocemos que realmente no separe la felicidad que le aporta su tiempo libre de sus obligaciones laborales? ¿Podemos llamar a eso, como nos han hecho creer, Estado del Bienestar? ¿No sería mejor, entonces, y aprovechando las matizaciones verbales del idioma castellano, apostar por un Estado del Bienser, o del Bienvivir?

Schumacher, formado en Bonn, Berlín, Oxford y la Universidad de Columbia en Nueva York, insistía en el valor crucial de la educación para reorientar nuestra autodestructiva civilización, como hizo otro gran pensador-economista, José Luis Sampedro, en nuestro país: “Una educación que no consiga clarificar nuestras convicciones centrales es meramente un entrenamiento o un juego. Porque son nuestras convicciones centrales las que están en desorden y, mientras la presente actitud antimetafísica persista, tal desorden irá de mal en peor. La educación, lejos de ser el más grande recurso del hombre, será un agente de destrucción”.

Schumacher incluso mira 20 años atrás para citar a los ecologistas Tom Dale y Vernon Gill Carter, y su libro de 1955 El suelo y la civilización: “El hombre es una criatura de la naturaleza (no es el señor de la naturaleza). Debe conformar sus acciones dentro de ciertas leyes naturales si es que desea mantener su dominio sobre el medio ambiente. Cuando trata de eludir las leyes de la naturaleza, usualmente destruye el medio ambiente natural que le sostiene. Y cuando ese medio ambiente en el que él vive se deteriora rápidamente, su civilización declina. Alguien ha dado una muy breve descripción de la historia diciendo que ‘el hombre civilizado ha cruzado la superficie de la tierra y dejado un desierto tras sus huellas”. Palabras que hoy, 60 años después, muchos siguen sin asumir, incluidas las fuerzas políticas más reaccionarias que nos representan en los Parlamentos. Causa estupor, por decirlo brevemente.

Incluso mira mucho más atrás: “En Proverbios leemos que el hombre justo tiene cuidado de los animales, pero que el corazón del perverso no tiene misericordia, y Santo Tomás de Aquino escribió: ‘Es evidente que si un hombre practica un cariño compasivo por los animales ha de estar más preparado aún para sentir compasión por su prójimo’. Lo que se aplica a los animales que están sobre la tierra también se aplica, igualmente, y sin ninguna sospecha de sentimentalismo, a la tierra misma”.

Y pone el dedo en lo que para mí es una de las heridas más importantes de nuestra civilizada sociedad: “En nuestra época el principal peligro en relación con el suelo, y por extensión con la agricultura y la civilización en su conjunto, se origina en la decisión del hombre de la ciudad de aplicar los principios de la industria a la agricultura. (…) Ahora bien, el principio fundamental de la agricultura es que trata con la vida, es decir, con sustancias vivas. Sus productos son el resultado de los procesos de la vida y su medio de producción es el suelo viviente”.

Sobre la energía nuclear, un párrafo contundente: “Ningún grado de prosperidad podría justificar la acumulación de grandes cantidades de sustancias altamente tóxicas que nadie conoce cómo hacer seguras y que constituyen un peligro incalculable para toda la creación durante periodos históricos e incluso geológicos. Hacer tal cosa es una transgresión en contra de la vida misma, una transgresión infinitamente más seria que cualquier crimen perpetrado por el hombre. La idea de que una civilización podría mantenerse a sí misma sobre la base de tales transgresiones es una monstruosidad ética, espiritual y metafísica. Significa conducir los asuntos económicos del hombre como si la gente realmente no importara nada”.

Y sobre el liberalismo a ultranza, sin medidas de control que permitan sociedades más tranquilas e igualitarias, que tanto daño causa -y lo estamos comprobando de manera cruda en los últimos años en este planeta de mercaderes-, duras palabras de Schumacher: “La fuerza de la idea de la empresa privada yace en su simplicidad aterradora. Sugiere que la totalidad de la vida puede ser reducida a un aspecto: beneficios”. Cree que el ser humano puede moverse -y de hecho se mueve- por otros aspectos de la vida, como la bondad, la verdad y la belleza, “pero como hombre de negocios se preocupa sólo de los beneficios”. “En relación a esto, la idea de la empresa privada se adecua exactamente a la idea de El Mercado, al que, en un capítulo anterior, denominé ‘la institucionalización del individualismo y de la irresponsabilidad’. De la misma manera, se adecua perfectamente a la tendencia moderna hacia la total cuantificación, a expensas de la apreciación de las diferencias cualitativas, porque a la empresa privada no le preocupa qué es lo que produce, sino cuánto es lo que gana con la producción”.

Más actual, imposible.

Fuente: Público

martes, 16 de agosto de 2016

El plazo general de prescripción de las acciones personales se redujo a 5 años. Régimen transitorio



 

En el Boletín Oficial del Estado de 6 de octubre de 2015 se publicó la Ley 42/2015, de 5 de octubre, de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil, en cuya disposición adicional primera se modifica el artículo 1964 del Código Civil, artículo dedicado al plazo de prescripción de las acciones hipotecaria y personales que no tengan un plazo específico para prescribir.

Con la nueva redacción del Art. 1964 del CC el plazo de prescripción para el ejercicio de acciones personales que no tuvieran previsto un plazo especial se reduce pasando de quince años a cinco años. También se especifica que el plazo de inicio de la prescripción comienza “desde que pueda exigirse el cumplimiento de la obligación” y que “en las obligaciones continuadas de hacer o no hacer (esto es, las obligaciones continuadas o de tracto sucesivo)  el plazo comenzará cada vez que se incumplan anterior a esta modificación”.

Esta modificación afecta de lleno al ámbito de las relaciones jurídicas entre los consumidores y los empresarios toda vez que afecta a las obligaciones que puedan surgir de la celebración de un contrato de compraventa y no tengan plazo de prescripción específico. También a la acción de resolución de un contrato por incumplimiento o a las acciones derivadas de un defectuoso cumplimiento (entrega de cosa distinta o con defectos impropios “aliud pro alio”).

La reducción del plazo de prescripción entró en vigor el 7 de octubre de 2015, debiendo aplicarse conforme a lo previsto en la disposición transitoria quinta de la Ley 42/2015, que se remite al artículo 1939 del Código Civil; este precepto, a su vez, dispone que “la prescripción comenzada antes de la publicación de este código se regirá por las leyes anteriores al mismo; pero si desde que fuere puesto en observancia transcurriese todo el tiempo en él exigido para la prescripción, surtirá ésta su efecto, aunque por dichas leyes anteriores se requiriese mayor lapso de tiempo”. 

Ello quiere decir que si el plazo de prescripción se iniciase antes del 7 de octubre de 2015, dicha prescripción tendrá lugar bien cuando se alcance el plazo de 5 años desde  de dicha entrada en vigor (7 de octubre de 2015) o bien la fecha en la que finalice el plazo de quince años desde su inicio, si dicha fecha es anterior a la primera.

miércoles, 22 de junio de 2016

La contaminación mata prematuramente en Francia a 48.000 personas cada año

Contaminación

48.000 personas cada año (8.000 más que en estudios precedentes) mueren prematuramente en Francia a causa de la contaminación atmosférica. Es la tercera causa después del tabaco y el alcohol. Este es el resultado de la investigación realizada por la agencia Salud Pública Francia y publicada este martes. El dato llega en un momento particularmente sensible para Francia, un país empeñado en transformar su modelo energético con drásticas medidas tendentes a acabar con los más nocivos contaminantes del aire como el diésel.

Como parece lógico, los efectos más perjudiciales para la salud se registran en las grandes ciudades, donde la esperanza de vida se puede reducir hasta en quince meses. Pero tampoco las áreas rurales quedan libres de la amenaza. En Francia, la esperanza de vida se recorta hasta en nueve meses en las áreas menos urbanizadas. Esto se debe a la contaminación que generan las ciudades e industrias próximas, pero también a los métodos agrícolas utilizados. "Es uno de los aspectos más novedosos de este estudio", explica Sylvia Medina, coordinadora del proyecto de vigilancia de aire y salud de la agencia francesa.
Francia ha iniciado la batalla contra los combustibles fósiles y a favor de las energías alternativas. En la capital, París, ya no pueden circular los vehículos pesados de más de catorce años. Desde el 1 de julio próximo tampoco podrán entrar en la ciudad (en horarios laborales) los coches diésel de más de veinte años.
El estudio publicado, titulado Impactos sanitarios de la contaminación del aire en Francia: nuevos datos y perspectivas, arroja un resultado más preocupante que el último conocido y hecho público en 2005 con datos del año 2000 por parte de la Comisión Europea. En él se hablaba de hasta 40.000 muertes prematuras en Francia por la contaminación. El nuevo análisis ha contado con datos de 2008 y señala como principal causante del perjuicio para la salud a las partículas finas PM2,5 (las menores de 2,5 micrómetros de diámetro), justamente las que convierten al diésel en un combustible especialmente dañino.
“La cuestión es ahora saber si nosotros tenemos que seguir invirtiendo dinero en el desarrollo del diésel”, ha dicho desde Fráncfort el consejero delegado de Volkswagen Matthias Müller, informa France Presse. La marca alemana es la que ha originado el escándalo en torno al trucaje de las mediciones de contaminación de los vehículos. Francia es uno de los países donde más se utiliza el diésel. Los dos grandes constructores galos, Renault y PSA (Peugeot-Citroen), urgidos por los responsables políticos y las nuevas demandas del mercado, están realizando importantes inversiones en el desarrollo de vehículos más limpios.
Los resultados de este estudio son extrapolables a otros países y ciudades, indica Medina. El análisis europeo realizado en 2011 por el programa Aphekom señala que hay varias ciudades españolas con más micropartículas en el ambiente que París, como es el caso de Barcelona, Valencia, Sevilla y Granada. Madrid no participaba.

“Los resultados demuestran que los escenarios más ambiciosos de reducción de la contaminación logran importantes beneficios para la salud”, dice el estudio de esta agencia inscrita en el Ministerio de Sanidad. “Si el conjunto de los ayuntamientos lograra reducir las partículas finas al mismo nivel que las poblaciones menos contaminadas, se podrían evitar 34.000 muertes cada año, con una ganancia de esperanza de vida de nueve meses”. "Ese es el mensaje más positivo de nuestro estudio", añade Medina. "Se pueden tomar medidas para reducir muertes prematuras y, sobre todo, mejorar la calidad de vida de la gente".
Esta agencia ha analizado, además, la calidad del aire en 17 ciudades francesas entre 2007 y 2010 para conocer el impacto de los picos de contaminación en la población. El resultado es que tales picos tienen un efecto marginal. Lo más perjudicial es la exposición crónica a una alta contaminación.
El estudio propone como soluciones las ya conocidas y puestas en marcha con mayor o menor intensidad: modificar la composición de los carburantes, imponer peajes urbanos, fomentar el uso de la bicicleta, reducir el uso del coche y bajar las emisiones industriales. Las micropartículas penetran en el aparato respiratorio y de ahí entran en la corriente sanguínea. Producen problemas respiratorios, pero también favorecen enfermedades cardiovasculares y el desarrollo del cáncer, sobre todo de pulmón.
Fuente: El País
Autora del artículo:
Corresponsal de El País en París

domingo, 22 de mayo de 2016

Un análisis de la crisis del modelo: "El capitalismo puede colapsar", entrevista con Wolfgang Streeck

CONVERSACIONES CON FUTURO

“El capitalismo puede colapsar”

Pionero de la sociología económica, Wolfgang Streeck analiza la crisis del modelo

 

El profesor Wolfgang Streeck (Lengerich, 1946) pasó más de tres décadas estudiando las relaciones entre capital y trabajo en las sociedades capitalistas. Sociólogo formado en la Alemania escindida por el Muro, desarrolló gran parte de su carrera en Estados Unidos, en las universidades de Columbia y Wisconsin-Madison, antes de asumir la dirección del Max Planck Institute, centro del que es director emérito. Nunca fue muy partidario de la teoría de los sistemas y análisis cuantitativo que triunfó en Estados Unidos a partir de los setenta —"las publicaciones académicas se convirtieron en un tostón"— y fue un pionero en la puesta en marcha de un programa de sociología económica. Pero en 2008, ante una crisis económica que describe como una experiencia casi mortal, fue cuando comprendió que la continuidad de las sociedades y de las oportunidades de la gente en el campo laboral dependían más que nunca del sistema global financiero: "Para entender las dinámicas de la sociedad moderna y la vida de la gente tienes que comprender el desarrollo y el papel de las finanzas globales como la condición dominante, había que integrar la política del sector financiero en la teoría macro de desarrollo social". En eso anda empeñado, como demuestran sus artículos en New Left Review. Invitado en abril por el Centro de Estudios del Museo Reina Sofía y el ­MACBA a impartir sendos seminarios en Madrid y Barcelona, Streeck disertó sobre las crisis del capitalismo, la vacuidad de la política y la construcción europea.

Pregunta. Los sindicatos han sido una parte esencial de su área de estudio. ¿Estaban ahí los elementos para anticipar su actual pérdida de influencia?

Respuesta. Las predicciones son muy difíciles de hacer. A finales de los sesenta hubo una ola de agitación obrera, incluso en el bloque soviético. A partir de ese momento, los sindicatos tuvieron una fuerza creciente: la única manera de calmar ese malestar sin que subiera el desempleo era admitir tasas más altas de inflación, una especie de fuerza pacificadora. Pero esa medicina tenía contraprestaciones muy serias. La decisión de acabar con esto la tomó en 1979 Paul Volcker como presidente de la Reserva Federal con Carter.

P. ¿Qué pasó?

R. Cuando yo era un estudiante se decía como una obviedad que un 5% de desempleo en una democracia era algo imposible, la gente haría saltar por los aires el sistema. El experimento político fue decidir jugársela. El desempleo subió al 20% en EE UU en los primeros ochenta, industrias enteras se borraron del mapa. Ahora incluso se han aprobado leyes para dificultar la organización sindical en Estados Unidos, el mismo país que en los años treinta introdujo legislación para promover esto, porque, siguiendo el modelo keynesiano, pensaban que unos sindicatos fuertes podrían redistribuir la riqueza, producir demanda agregada y crecimiento económico.

P. Señala tres tendencias que se retroalimentan: el aumento de la desigualdad, la caída del crecimiento y la impresión de moneda y de deuda, algo que considera insostenible. ¿A qué conduce esto?

R. A una situación impredecible de crisis potencial, de interrupciones emergentes o colapsos con una intensificación de conflictos entre países y clases sociales, y al declive del nivel y la esperanza de vida de una parte cada vez más grande de la población. El colapso del capitalismo es posible, lo ocurrido en 2008 podría repetirse pero a mayor escala, con muchos bancos cayendo al mismo tiempo. No digo que vaya a suceder, pero podemos estar seguros de una tendencia: el aumento del número de personas que quedan en los márgenes.

P. ¿Las sociedades avanzadas se acercan al Tercer Mundo?

R. Hay países considerados sociedades capitalistas altamente desarrolladas que presentan similitudes preocupantes con los llamados países del Tercer Mundo. Más y más gente depende de recursos privados para vivir bien. Luego, los países del Tercer Mundo están bajo mucho estrés y en un proceso rápido de deterioro: la clase media y las burocracias han perdido la esperanza. La promesa de desarrollo parece haberse roto totalmente.

P. Apunta que la falta de una alternativa al capitalismo produce una clase política interesada, un descenso de la participación electoral, más partidos y una inestabilidad persistente. Pero, tradicionalmente, la teoría política consideraba la baja participación como un síntoma de madurez en democracia.

R. Bueno, sobre esto no había consenso, pero la teoría era que la gente estaba tan satisfecha que no iba a votar. Yo me fijo en tendencias, y en la OCDE hay un descenso en la participación que coincide con otras curvas como el aumento de la desigualdad, la congelación salarial o las reformas del Estado de bienestar. Cabría pensar que la gente insatisfecha irá a votar, pero no. Es algo asimétrico: quienes recurrentemente se abstienen son quienes están en la base de la distribución de la riqueza. Ahora, sin embargo, estos ciudadanos que habían renunciado a la política están volviendo. En todas partes vemos un ascenso de los llamados partidos populistas.


P. ¿Qué implicaciones tiene esto?

R. Esa curva empieza a subir, pero a costa de la estabilidad política y de los partidos del centro que están cayendo; hay una mayor dificultad para formar Gobiernos porque los nuevos partidos tienen que entrar en el sistema y los viejos no se fían. Los conflictos inherentes en las sociedades empiezan a ascender y a subir al sistema político, después de 20 años de ver cómo quedaban fuera del discurso político oficial.

P. ¿Otras tendencias también cambian?

R. Las económicas se refuerzan de tal manera que algo muy gordo tendría que pasar para que alteraran su curso. Es como si el sistema tuviera muchas enfermedades al mismo tiempo, cada una de las cuales podría tratarse y curarse, pero no todas al mismo tiempo. Por ejemplo, el dramático aumento de la desigualdad se refuerza con esta gente que dispone de una increíble cantidad de herramientas y recursos para defender su riqueza.

P. La filantropía, especialmente en EE UU, es el mecanismo que muchos encuentran para compensar. ¿Qué opina?

R. El motivo por el que la esfera pública no puede hacer ciertas cosas por sí misma es porque no puede cargar impositivamente a los ricos; entonces estos se gravan a sí mismos, por supuesto de manera menor, y lo combinan con una gran operación de relaciones públicas. Es algo humillante para las sociedades democráticas depender de la buena voluntad de unos pocos. Es como una refeudalización.

P. ¿Qué piensa de la revolución tecnológica que promete otorgar más poder a la gente y plantea otro tipo de economías?

R. Es un tema muy amplio. A finales de los setenta, cuando estudié la industria automovilística, vi los primeros robots entrando en fábricas. Pensamos que significaría muchísimo desempleo, y así ocurrió en EE UU y en Reino Unido, pero no en Alemania o Japón, donde se diversificaron los productos que necesitaban de una mano de obra muy sofisticada. Las industrias se expandieron a un ritmo tan fuerte que el efecto del ahorro de trabajo quedó anulado por el volumen.

P. ¿Y ahora?

R. Hoy tenemos un problema parecido con el auge de la inteligencia artificial, estas máquinas que pueden programarse a sí mismas e incluso crear otras. Esto ataca a la clase media, es decir, a la gente que ha trabajado duro en la escuela y en la universidad para tener un empleo. El estadounidense Randall Collins, por ejemplo, predice que para mediados de este siglo la inteligencia artificial habrá causado un nivel de desempleo de al menos un 50% entre la clase media en todas las sociedades.

P. Se ha mostrado muy crítico con el euro y habla de un cambio en la estructura monetaria. ¿Una vuelta a las monedas nacionales?

R. En esta vida no hay vuelta atrás, pero algún tipo de restauración de la soberanía monetaria en los países que están quedando atrás es inevitable. Debemos empezar a pensar seriamente en un sistema monetario de dos niveles. Es una elección entre cirugía sin anestesia o con algún sedante. Y si quieres hacer una vivisección en Grecia ves que no tienen suficiente poder para resistir y está a punto de convertirse en un país del Tercer Mundo.

P. Escribe que el capitalismo no va a desaparecer por decreto, nadie va a salir a anunciar su caída, y habla más bien de una mutación.

R. Mi hipótesis es que atravesaremos un largo periodo de transición, en el que no sabemos hacia dónde vamos. Es un mundo de incertidumbre, desorden, desorientación, en el que todo tipo de cosas pueden pasar en cualquier momento. Nadie sabe cómo salir del problema, solo vemos que crece. No se trata solo de las desigualdades y las finanzas haciendo cortes por todas partes, es que también afrontamos límites en términos de medio ambiente y políticas energéticas, así como el ataque de las periferias. Todo simultáneamente.

P. ¿La desaparición del comunismo le está buscando la ruina al capitalismo, que ya no tiene competencia?

R. Desde el siglo XIX existía la presunción de que el capitalismo era estabilizado por sus enemigos, que forzaban crisis transformativas. El capitalismo hoy es muy distinto del de entonces, pero lo que tienen en común es el maridaje de la promesa de progreso social con la interminable acumulación de capital capaz de crecer por sí mismo, sin límite. La unión de estas dos cosas, la promesa de progreso y la acumulación de capital en manos privadas, es la cuestión crítica: ¿cuánto puede durar? Podría decirse que la acumu­lación de más y más capital no puede ser descrita como progreso, toca un límite. Y si el dinamismo capitalista empieza a tocar techo, entonces llegamos a la crisis.

P. ¿Qué diría hoy Max Weber?

R. Diría: “Karl y yo teníamos razón”.Si nos fijamos en los orígenes de la sociología y la teoría social, se consideraba que sus trabajos eran antagónicos, pero hoy parecen extremadamente similares.

Fuente: El País

lunes, 25 de abril de 2016

Deporte escolar o el respeto al prójimo

 

Deporte escolar o el respeto al prójimo

25 de Abril del 2016 - José Luis Peira (Oviedo)


Oviedo un sábado. Camino por lugar céntrico y entro en un colegio porque en el patio se juega un partido de baloncesto. Son niños de unos cinco años, muy pequeñines, que con ilusión y no mucha destreza intentan tirar a una canasta de mini básquet a la que apenas rozan.

A pocos metros de mí un par de padres, supongo, suponen de niños jugadores, prácticamente pisando la línea de banda. Son una suerte de treintañeros en zapatillas de aspecto corriente, muy, muy corriente, y vomitan instrucciones sin parar a sus respectivos rapacines. Me aseguro de que no son entrenadores pues estos se hallan al otro lado de la pista. Me pasma su comportamiento, ellos creen que animan o aleccionan y lo único que hacen es confundir a los críos, estresarlos y para mi asombro faltar al respeto a jugadores del equipo contrario: ¡hablo de nenes de cinco o seis añitos!

Me consta que estos comportamientos son el pan nuestro de cada finde en todas las canchas deportivas del panorama patrio.

Conclusión. ¿No se puede hacer nada con estos mentecatos? Las asociaciones escolares, las federaciones, o el FBI deberían tomar medidas para que estos pobres diablos no hicieran alarde de su frustración emocional nublando lo que debería ser una linda mañana de sábado y deporte escolar.

Fuente: lne.es 

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miércoles, 30 de marzo de 2016






Tres grandes fraudes al ahorro popular mantienen atrapados a 5.000 millones de euros de familias

La organización de consumidores Adicae convoca este miércoles concentraciones de protesta en 16 ciudades españolas para reclamar una solución efectiva que permita recuperar sus ahorros a los afectados por los casos Fórum Filatélico, Afinsa y Arte y Naturaleza, así como a los damnificados por el engaño prácticamente sistémico de las preferentes y por la salida a bolsa de Bankia


ZARAGOZA .- Al grueso de los 269.203 afectados por el fraude de Fórum Filatélico les falta por recuperar el 79,5% de los 3.702,7 millones a los que ascendió el pufo de los sellos. La mayoría de las 190.000 familias que invirtieron en Afinsa tienen pendientes de reintegro el 90% de los 2.207 millones en los que se cifra el engaño. Y la totalidad de las 18.135 que picaron en el gancho de Arte y Naturaleza siguen sin ver ni uno de los 475.234 euros que se volatilizaron en el tinglado de cuadros y esculturas.

Las 477.338 familias damnificadas por estos tres grandes fraudes siguen teniendo atrapados casi 5.000 millones de euros, según las estimaciones de la organización de consumidores Adicae, que ha convocado para este miércoles concentraciones de protesta en 16 ciudades españolas para pedir una solución a estos grandes fraudes, a los que añaden otros dos cuyo reguero de ahorradores esquilmados se extiende por todo el país: el engaño sistémico de las participaciones preferentes, en el que calculan que un millón de personas se dejó 40.000 de euros, y el de la salida a bolsa de Bankia, en la que 255.000 personas compraron acciones basándose en la información “inveraz” que difundió la propia entidad, que tiene pendientes demandas por más de 800 millones de euros.
Las víctimas de los fraudes filatélicos de Fórum y de Afinsa, que quebraron sin poder devolver los depósitos que habían ido tras sobrevalorar sus activos, y los de Arte y Naturaleza, en el que el tinglado se basaba en obras de arte en lugar de en sellos, tienen asumido desde hace una década que va a ser difícil que recuperen todo el dinero. Sin embargo, una década después de estallar los fraudes, el ritmo de los reintegros es muy inferior al de las peores expectativas.

Por otro lado, el Supremo ha declarado probado que los responsables de Bankia en la salida a bolsa engañaron a sus accionistas al ofrecer datos erróneos en el folleto de su salida a bolsa, mientras que, en el caso de las preferentes, la banca acumula una retahíla de sentencias que prueba que las entidades utilizaron este tipo de productos financieros para captar fondos sin explicar a sus clientes los elevados riesgos que asumían.

“Una solución justa, colectiva e inmediata”

La organización de consumidores, que achaca a “la lentitud de la justicia y la inacción de las instituciones” la falta de soluciones efectivas en este tipo de asuntos, que comenzaron a generalizarse hace una década, cuando las burbujas inmobiliaria y financiera se acercaban a su explosión, reclama “que cualquier pacto de Gobierno incluya el compromiso de una solución justa, colectiva e inmediata para los afectados por los fraudes al ahorro”.

Adicae apela también a la “responsabilidad” de los grupos parlamentarios, a los que pide un compromiso que priorice “en esta nueva etapa política” la defensa de los derechos de los consumidores y el fin de los fraudes y a los que reclama que hagan “cumplir los acuerdos del Congreso”. Especialmente, la resolución unánime que hace tres años propuso una solución conjunta para los afectados por los casos de Fórum Filatélico, de Afinsa y de Arte y Naturaleza.

Las protestas de este miércoles, convocadas bajo el lema Contra los fraudes al ahorro y por un sistema financiero justo y transparente, tendrán lugar en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Cádiz, Granada, Huelva, Jaén, Las Palmas, Valladolid, Toledo, Cáceres, Don Benito, Vigo, Alicante, Murcia y Zaragoza.

La de esta última ciudad tendrá lugar frente a la sede del Banco de España. Según Aicar-Adicae, “casi 20.000 familias siguen teniendo atrapados casi 218 millones de euros y esperan una solución inmediata para estos escándalos financieros” en Aragón: 4.525 tienen pendientes de recuperar más de 48 millones de Fórum Filatélico, 3.192 esperan otros 32,4 de Afinsa, otras 4.000 quieren recobrar los cien millones que invirtieron en las llamadas participaciones preferentes y 7.500 siguen a la espera de saber qué ocurre con los 37,5 millones que pusieron “en la salida a Bolsa de Bankia, el último gran fraude al ahorro popular”.

Fuente: publico.es