jueves, 23 de noviembre de 2017

En víspera de una crisis financiera, todo parece ir bien



Eric Toussaint Portavoz de CADTM Internacional 

A menudo, en víspera de una crisis financiera, todo parece ir bien. Algunas señales son por ejemplo completamente engañosas. El crecimiento económico parece alentador cuando en realidad está fundado en gran medida en una fiebre especulativa en ciertos sectores. Las quiebras son limitadas, los balances de las empresas parecen sólidos. Recordemos las notas triple A concedidas por las agencias de notación a la firma norteamericana Enron en 2000 antes de que la empresa quebrara, dando la señal de partida para la crisis de las punto-com de 2001-2002. Recordemos las notas triple A atribuidas a los productos estructurados ligados al mercado de las subprimes en 2006-2007. Recordemos las declaraciones tranquilizadoras de Alan Greenspan, director de la Reserva Federal de los Estados Unidos entre 1987 y 2006, en vísperas de la crisis de las subprimes. Afirmaba que los riesgos estaban tan bien diseminados en el sistema y tan bien cubiertos por los CDS (Credit Default Swap, especie de seguros contra los riesgos de impagos) que ninguna crisis estaba a la vista. El FMI, en su informe anual de 2007, pretendía que todo estaba tranquilo y que el crecimiento económico era sólido.

La situación en 2017 hace pensar en situaciones de precrisis en las que todo parece estar bajo control y durante las que los dirigentes políticos hacen declaraciones tranquilizadoras. La situación actual se parece de una cierta forma a lo que ocurrió en 1987. Se había conocido un alza fuerte de los mercados bursátiles y una subida importante de las obligaciones de empresas privadas (las obligaciones de empresas, corporate bonds en inglés, son títulos financieros emitidos por las empresas privadas para financiarse, son promesas futuras de reembolsos a cambio de fondos).

Hay sin duda una diferencia importante entre la situación actual y la de hace 30 años: algunos bancos centrales (el Banco de Japón, el BCE, el Banco de Inglaterra…) poseen una parte de las corporate bonds[1] y es un elemento de estabilidad pues no corren el riesgo de vender catastróficamente en caso de comienzo de pánico en el mercado privado de obligaciones. La FED, por el contrario, no las ha comprado aún. El año pasado, viendo que el mercado de las corporate bonds corría el riesgo de implosionar en el futuro, su directora general anunció que la FED podría eventualmente ponerse a comprar pero no se ha tomado ninguna decisión hasta hoy. Ahora bien, es el mercado americano el más desarrollado y el que corre más riesgos.

Por otra parte, la FED posee una cantidad enorme de productos estructurados que ha comprado para ayudar a los bancos a afrontar las consecuencias de la crisis de 2008. La FED poseía en octubre de 2017, 1770 millardos de dólares de productos estructurados ligados al mercado inmobiliario (Mortage Backed Securities, MBS)[2]. La FED sabe muy bien que, en caso de intentar revender en un próximo futuro estos productos tóxico, correría el riesgo de provocar un hundimiento del valor de los títulos que tendría un efecto en cadena con quiebras como resultado. 

Los factores de la crisis: las deudas privadas en el corazón del problema 

En 2017 asistimos a la prosecución de una importante subida de las capitalizaciones bursátiles que comenzó hace varios años. Se trata de una subida en gran medida especulativa estimulada por las recompras de acciones y la política de dinero fácil seguida por los bancos centrales. La burbuja bursátil acabará por estallar.

Asistimos igualmente a una fuerte subida del volumen de las deudas de las grandes empresas privadas  (aumento de 7800 millardos de dólares de las deudas de las empresas privadas no financieras entre 2010 y 2017 en los Estados Unidos). Se desarrolla una burbuja especulativa en el mercado de los corporate bonds. Los junk bonds (obligaciones de empresa de alto riesgo) son muy buscadas pues producen un alto rendimiento.

Se añade el relanzamiento de una burbuja del crédito privado al consumo en el sector del automóvil en los Estados Unidos. El volumen de las deudas en el mercado del automóvil de ese país supera los 1200 millardos de dólares, un aumento del 70% desde 2010. El número de impagos  ha comenzado a aumentar y ha alcanzado el 7,5% del total. En consecuencia, los grandes bancos que controlan el 30% de ese mercado intentan reducir su exposición a una burbuja que corre el riesgo de estallar[3].

En los Estados Unidos, la deuda estudiantil ha superado los 1350 millardos de dólares en 2017 y el porcentaje de impagos alcanza a más del 11%[4]. Una burbuja inmobiliaria se ha formado en Canadá[5]. La deuda de las familias en los Estados Unidos ha superado a comienzos de 2017 el nivel que había alcanzado en 2008 antes de la quiebra de Lehman Brothers. El volumen total de la deuda de las familias se acerca a los 13 000 millardos de dólares. Sin embargo, los impagos son inferiores a lo que eran en 2008-2009.

A escala internacional, aunque el discurso dominante afirme que los bancos han saneado profundamente sus cuentas y que están preparadas para afrontar una degradación de la situación,  hemos asistido estos últimos cuatro años a la prosecución de los rescates de bancos privados importantes, en particular en Europa (Austria, Portugal, Italia, España…). La solidez de su balance es completamente relativa y sus fondos propios reales no superan en general el 5% e incluso hay grandes bancos por debajo de esa ratio. Uno de los problemas más importantes de los bancos: el aumento de los impagos en su cartera de créditos (lo que se llama los NPL, los non performing loans). La importancia de los NPL lastra la situación de la mayor parte de los bancos italianos y ha provocado la quiebra en España del Banco Popular en mayo de 2017.

Recordemos que antes de las quiebras de numerosos bancos en 2008-2009, el sector mostraba beneficios elevados. Lo mismo ocurre hoy.

La subida del endeudamiento privado en China es también un factor potencial de crisis. La prensa dominante que atrae la atención de la opinión pública en esta dirección no se equivoca completamente aunque está claro que prefiere desviar la atención de los elementos de crisis que afectan directamente a las economías occidentales.

Del lado de las grandes empresas privadas occidentales, como hemos mostrado en un artículo precedente 6 comentarios , el recurso al endeudamiento es masivo. Desarrollan a fondo operaciones estrictamente financieras y especulativas endeudándose.

Por otra parte, a nivel mundial, las empresas del sector de la siderurgia se ven confrontadas a una sobreproducción. Las grandes empresas petroleras mundiales muestran una subida de sus beneficios pero hay que preguntarse si la subida del precio del barril de petróleo a 60 dólares (observada en octubre-noviembre 2017) no está también provocada en parte por una especulación sobre los stocks y compras futuras. El sector del automóvil conoce una sobreproducción aunque las ventas han recuperado un curso ascendente en gran medida favorecido por compras a crédito. 

El coste de la protección contra el riesgo ha alcanzado un nivel históricamente muy bajo 

Asistimos por parte de las grandes empresas capitalistas a tal apetito por correr riesgos que el coste para protegerse contra la posibilidad de un impago ha alcanzado un nivel extremadamente bajo. Es contrario al principio de precaución pero es completamente normal en la lógica capitalista. Dado que numerosos capitalistas (Apple y otros) buscan comprar títulos financieros de alto riesgo (junk bonds), las empresas frágiles que los emiten pueden proponer rendimientos más bajos que si la demanda de sus títulos fuera escasa. Así, los rendimientos ofrecidos sobre los junk bonds disminuyen, lo que no quiere decir en absoluto que tengan menos riesgos que antes. El precio de esos títulos deseados aumenta, el rendimiento ofrecido baja y el “mercado” considera que el riesgo disminuye, lo que es contrario a la realidad. En los Estados Unidos, en octubre de 2017, una empresa que quería protegerse contra un impago debía pagar un seguro (un Credit Default Swap, CDS) de un montante de 5,44 dólares para cubrir un riesgo de 1000 dólares en títulos financieros de riesgo. En 2008, en el momento de la crisis, había que pagar 27,80 dólares para cubrir el mismo riesgo.

Esto recuerda las triples A concedidas por las agencias de notación a los productos estructurados subprimes justo antes de la crisis.

Es también señal muy clara de una voluntad de asumir riesgos a fin de aumentar los rendimientos a corto plazo. Esta situación de seguridad aparente puede trastocarse rápidamente como nos enseña la historia del capitalismo.

Fuente: Diario Público

NOTAS
[1]    El BCE tenía, en octubre de 2017, 357 millardos de euros de corporate bonds, de los cuales 236 eran covered bonds, es decir, los títulos menos seguros. Fuente consultada el 9 de noviembre de 2017:  https://www.ecb.europa.eu/mopo/implement/omt/html/index.en.html#cspp   El BCE tiene un tercio del mercado europeo de los covered bonds (ver Financial Times del 27/07/2017)
[2]    Fuente consultada el 9 de noviembre de 2017: : https://www.federalreserve.gov/releases/h41/current/h41.pdf
[3]    Financial Times, “US consumer debt pile deters big banks from $1.2tn car-loan market”, 30 mayo 2017.
[4]    Federal Reserve Bank of New York
[5]    Financial Times, “Canada’s housing rally owes a debt to Europe”, 27 julio 2017

martes, 21 de noviembre de 2017

Las eléctricas reinciden en el abuso: se eleva el fraude detectado al comercializar la luz

 
 
La CNMC estima 25.000 cambios anuales sin consentimiento 
 
 Imagen: KlausHausmann
 
Las eléctricas reinciden en el abuso: se eleva el fraude detectado al comercializar la luz

La CNMC está a punto de incoar alrededor de una docena de expedientes contra las grandes comercializadoras después de que este año ya sancionara a Endesa, Iberdrola, Gas Natural y Viesgo

 
Las compañías eléctricas vuelven a estar en el disparadero por cometer abusos en la venta de electricidad a los usuarios. La Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), encargada de la supervisión del sector, ha detectado alrededor de una docena de fraudes cometidos por las compañías comercializadoras de luz y está a punto de incoar expedientes contra las mismas, según fuentes familiarizadas con la investigación. 
Estos excesos, estudiados por la CNMC tras recibir denuncias de particulares víctimas del abuso, se han constatado después de que el propio organismo presidido por José María Marín Quemada incoara siete expedientes sancionadores el pasado mes de marzo contra Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa y Viesgo por clientes que sufrieron un cambio de comercializador sin haber dado su consentimiento. Las nuevas investigaciones revelan que los fraudes comprobados van a más.

La compañía más castigada en su momento por el regulador fue Endesa, con 100.000 euros (cinco multas de 20.000 euros por cuatro expedientes distintos). Iberdrola recibió una multa de 30.000 euros, mientras que a Viesgo y Gas Natural se las sancionó con 15.000 y 10.000 euros, respectivamente. 155.000 euros en total. Se trata de sanciones calificadas como leves y cuya cuantía es muy baja en términos disuasorios, dado el volumen de recursos y facturación de estas compañías.

25.000 fraudes al año

Estos expedientes son solo una parte muy pequeña del fraude que se comete en los cambios de comercializadora. Según las estimaciones de la propia CNMC, alrededor de 25.000 cambios de compañía que vende electricidad se hacen sin el conocimiento del usuario, lo cual supone infracciones de la Ley 24/2013 del sector eléctrico y del sector de hidrocarburos. Esto supone un 2,5% del millón de cambios de comercializadora que se hacen en España anualmente.

Solo un pequeño porcentaje de las víctimas de estos abusos denuncia, normalmente a través de organizaciones de consumidores, y solo en un número aún menor se puede demostrar el fraude, explican agentes del sector en unas jornadas organizadas por la CNMC sobre la cuestión.
El principal problema es que muchos de los abusos se producen por parte de subcontratas de las grandes eléctricas que envían comerciales puerta a puerta a los domicilios de particulares y tratan de convencer a los usuarios con engaños y mentiras, como ha podido comprobar El Confidencial en varios casos.

La triquiñuelas suelen buscar llevar al cliente hacia una determinada compañía comercializadora y que firme un contrato en mercado libre, fuera de la tarifa regulada. Para ello, se inventan averías técnicas, optimización en la factura y otro tipo de falsedades. En muchos casos, se obvia que son ofertas para cambiar de compañía e incluso se simulan situaciones que acreditan una problemática inventada que empuje al usuario a firmar un documento.

La mayoría de usuarios ni detecta el engaño, dado el elevado desconocimiento imperante sobre la factura de la luz. Siete de cada 10 españoles no saben si su tarifa eléctrica está en mercado regulado o libre, ni qué potencia contratada tienen, según una encuesta publicada recientemente por la CNMC. Muchos de los usuarios engañados son personas ancianas que caen con más frecuencia en las trampas que tienden los vendedores.

La desigualdad informativa es aprovechada por las comercializadoras para mover a los clientes a mercado libre, donde tienen una mayor capacidad para obtener márgenes más elevados. El regulador también ha detectado que los engaños llegan a consumidores vulnerables, a los que se insta a contratar una factura en mercado libre, según explican fuentes cercanas al supervisor.

Dejar el mercado regulado implica que pierdan el derecho al bono social, un descuento que tienen que asumir las propias compañías a favor de los consumidores más desfavorecidos y que endurece las condiciones en un hipotético corte del suministro por impagos.

Ahora mismo, la propia CNMC estudia la casuística que, si se dan determinadas circunstancias, podría conllevar sanciones graves en lugar de leves, con multas mucho más elevadas. Una de las quejas del regulador es la poca diferenciación entre tarifa regulada y libre que se aprecia en la factura, como muestra el siguiente cuadro:
Fuente: CNMC.
Fuente: CNMC.
Por todo lo anterior, la CNMC insta al Gobierno a que prohíba las prácticas comerciales 'puerta a puerta', en las que los vendedores se presentan físicamente en los domicilios. Esta forma de vender supone un agujero negro para el fraude, que es aprovechado por las compañías, ya que los engaños son mucho más difícil de supervisar y detectar que, por ejemplo, cuando se hace a través de una llamada telefónica, donde si hay una denuncia, se puede pedir acceso a la grabación de la misma.

Santiago Caravantes Moreno, subdirector de Energía Eléctrica adscrito a la Secretaría de Estado de Energía, señaló que esta posibilidad de prohibir se estudió en alguna ocasión, pero admite que es difícil hacer un encaje legal, ya que supone una medida muy agresiva. No obstante, el miembro del Gobierno sostiene que se está planteando a las empresas la autorregulación como vía de mejora. Una solución que para el director de Energía de la CNMC, Fernando Hernández, se queda corta.

viernes, 17 de noviembre de 2017

De lo que no se habla en España, incluyendo en Catalunya, y que el tema nacional está ocultando



Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 16 de noviembre de 2017.

El artículo hace una crítica de los establishments político-mediáticos existentes a los dos lados del Ebro, es decir, en España y en Catalunya, los cuales están utilizando las banderas para ocultar su responsabilidad por la enorme crisis social y por la corrupción masiva en sus partidos.


Durante los diez años del periodo conocido como la Gran Recesión (que para millones de personas ha sido la Gran Depresión) el bienestar social y calidad de vida de las clases populares de España han alcanzado unos niveles de deterioro que deberían ser el principal elemento en el discurso y debate político del país y en la cobertura mediática de la realidad española. Y en cambio, no lo son. El monotema hoy en el establishment político-mediático del país es el conflicto entre los nacionalismos, el españolista liderado por el Partido Popular, presidido por el Sr. Mariano Rajoy, y el catalanista, liderado por el gobierno de Junts Pel Sí, presidido por el Sr. Puigdemont, dirigente del partido hegemónico en el gobierno (el PDeCAT) que ha gobernado Catalunya (con el nombre de Convergencia) durante la mayor parte del período democrático. Ambos partidos están hoy siendo investigados por casos de corrupción que implicarían financiación ilegal (caso Gürtel en el PP o caso Millet en CDC), juicios que no aparecen ni en las primeras páginas de los rotativos ni en lugares destacados de los mayores canales televisivos ni de las cadenas de radio.

En realidad, en Catalunya el caso Millet y sus conexiones con la financiación ilegal de CDC ni siquiera aparecen en las últimas páginas de los rotativos catalanes, en la televisión pública TV3, o en los canales privados. Y en España hace unos días el inspector jefe de la UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal), encargada de la investigación del caso Gürtel, declaró en el Congreso de Diputados (en respuesta a las preguntas que le hicieron en una sesión de la comisión de investigación sobre la presunta financiación irregular del PP) que el presidente de España, el Sr. Rajoy, había recibo dinero negro (en sobres) de la Gürtel. Y a pesar de la enorme importancia de la noticia, ningún gran periódico español (El País, El Mundo, el ABC, La Razón, La Vanguardia o El Periódico, entre otros) lo publicó en portada al día siguiente. He vivido un largo tiempo en Suecia, Reino Unido y EE.UU., y he trabajado en varios países, y no me imagino que si tal hecho hubiera ocurrido en cualquiera de ellos no hubiera sido la noticia del día. En cambio aquí, en España (incluyendo Catalunya), se ignoró, mostrando, una vez más, la escasa calidad de la democracia española y de sus mayores medios de comunicación.

La falsedad de la supuesta recuperación

Según los últimos datos disponibles, el desempleo en España ha permanecido elevadísimo en los llamados “años de la recuperación”. En 2016 el promedio fue un 18%, uno de los más elevados de la Unión Europea. En realidad, tal porcentaje sería incluso mayor si no fuera porque 1,7 millones de españoles (jóvenes en su gran mayoría) han abandonado el país en busca de trabajo. Hoy España es uno de países que exporta mayor número de jóvenes al año. Y lo que es incluso más alarmante es que nada menos que el 43% de las personas desempleadas (que están en paro) llevan más de un año buscando empleo. Incluso el FMI (Fondo Monetario Internacional) ha alertado de la situación, que merece llamarse catastrófica, en la que este grupo se encuentra. En realidad, cerca del 30% de españoles están riesgo de pobreza (casi un tercio de la población española, situación que en Catalunya es casi idéntica).

Una de las causas mayores de este crecimiento de la pobreza de la población es el gran deterioro del mercado laboral, que ha configurado un gran crecimiento del desempleo y de la precariedad, con una bajada de la tasa de ocupación sin precedentes en la época democrática. El porcentaje de la población ocupada cayó un 20% desde 2008 a 2013. Y los salarios han descendido un 10% durante los años de la crisis 2008-2015. La mayoría de puestos de trabajo creados son temporales y precarios. 

Como consecuencia de ello, las desigualdades han aumentado de una manera alarmante. España (incluyendo Catalunya) es uno de los países que tienen mayores desigualdades en la Unión Europea. Las rentas del 20% de la población con más renta son nada menos que 7,5% superiores a las del 20% de la población con menor renta, un record en la UE.

El enfado popular frente a los establishment político-mediático españoles y catalanes

Las encuestas muestran que este gran deterioro social es la preocupación mayor que señala la población De hecho, el desempleo lleva ocupando ya por muchos años el número uno de la lista de inquietudes y problemas que tiene la población española, incluyendo la catalana.

Otro tema grave en España es la corrupción generalizada, que alcanza su máxima expresión en el partido gobernante en España, el PP, y en Catalunya en Convergència Democràtica, renombrada como Partit Demòcrata de Catalunya (PDeCAT), que ha gobernado treinta de los treinta y siete años de autonomía, primero en alianza con Unió Democrática (UDC) y desde 2012 con ERC. Estos partidos (PP y CDC) han estado en el centro de la corrupción, reflejo del maridaje que ambos partidos tienen con los poderes fácticos financieros y económicos que ejercen una enorme influencia en los mayores medios de información, tanto públicos como privados. Ambos gobiernos han impulsado las mayores leyes neoliberales (desde las reformas laborales a las fiscales, pasando por las presupuestarias), incluyendo las que causaron las políticas de recortes del gasto público social que han causado la Gran Crisis Social.

La ocultación del tema social por parte del tema nacional

Estos partidos, que coinciden en la mayoría de sus políticas económicas y sociales (debido a su pertenencia a las familias políticas conservadores y neoliberales), lideran los movimientos nacionalistas de signo contrario y cuyo conflicto (deliberadamente diseñado) ha ido centrando el debate político, creando tensiones, con el objetivo altamente exitoso de ocultar su responsabilidad tanto en la aplicación de las políticas neoliberales (causantes, repito, de la Gran Crisis Social) como en la corrupción masiva de sus partidos. Como consecuencia de ello, este mes, por primera vez, la preocupación por el tema del conflicto España-Catalunya por parte de la población ha sido mayor que el de la corrupción (último CIS disponible), mostrando que han sido exitosos en su intento de dejar en segundo plano mediático la crisis social y la corrupción. Como indiqué al principio, el llamado Tema Nacional ha ocultado y ha hecho desaparecer el Tema Social. Ello ha ido acompañado de un incremento de la distancia y desconfianza entre las clases populares y los establishments político-mediáticos, lo cual puede determinar una gran abstención que favorecería a las fuerzas conservadoras y neoliberales que ejercen una gran influencia en los medios de información. Vean TVE (en Madrid) y TV3 (en Barcelona) y verán lo que indico.

Esta desmovilización podría revertirse en España bien a través de la movilización de las banderas (defendiendo la unidad de España frente a su ruptura), como están intentando hacer nacionalistas españolistas, o mediante la denuncia social, reajustando el eje del conflicto para que se transite de un conflicto nacional a un conflicto social, recuperando el eje izquierda/derecha, algo de difícil realización pues el PSOE se ha convertido en pieza clave del bloque del nacionalismo españolista y ERC lo ha pasado a ser del bloque nacionalista catalanista; el primero apoyando al PP y al 155, y el segundo apostando por la independencia unilateral.

La situación en Catalunya

Esta distancia hacia el establishment político-mediático existe también en Catalunya, aunque en grado algo menor, como consecuencia de la percepción -promovida por los independentistas- que la crisis social se debe a la pertenencia de Catalunya a España. De ahí la impresión que si Catalunya se separara de España, podría elaborar políticas públicas destinadas a resolver la crisis. Tal argumento, sin embargo, ignora que dichas políticas fueron aprobadas en las Cortes Españolas por los dos partidos, el PP y el PDeCAT, que hoy lideran el conflicto de las banderas. Ambos partidos nacionalistas (el españolista y el catalanista) pertenecen a la sensibilidad conservadora y neoliberal que ha impuesto tales políticas.

Que debería hacerse 

En realidad, hoy tanto el Estado como la Generalitat de Catalunya tendrían que haber hecho casi lo opuesto a lo que han estado haciendo. El problema mayor de España y Catalunya es la enorme desigualdad en la distribución de las rentas; las rentas del capital han ido creciendo muy rápidamente a costa de una gran reducción de las rentas del trabajo, creando un enorme problema de falta de demanda doméstica, causa de la escasa ocupación, problema acentuado con el descenso del gasto público y de la inversión. Hoy incluso el FMI admite que los salarios son demasiado bajos y la austeridad ha sido excesiva. Y a pesar de ello los economistas del PP, del PSOE, de ERC y del PDeCAT continúan en la ortodoxia neoliberal.

Hoy se debería producir un aumento de los salarios y un gran crecimiento de la ocupación, con políticas de creación de empleo en áreas muy deficitarias tales como la transición energética, la economía verde y el Estado del Bienestar. Y el Estado tendría que gastar mucho más, como bien señala Mark Weisbrot. El gobierno español debería endeudarse más, pues los intereses de los bonos (a 10 años) son solo un 1,6%, inferiores a la inflación. El Estado debería invertir en más empleo y un buen empleo en las áreas sociales. Pero muestra el grado de derechización del país, consecuencia del dominio del tema nacional, que se consideren “radicales”, “antisistema” u otras frivolidades propuestas típicamente reformistas encaminadas a empoderar a las clases populares para corregir el enorme desequilibrio que hoy existe entre las fuerzas político-mediáticas del capital frente a las del trabajo. La enorme visibilidad del tema nacional ha empoderado a las derechas en España y debilitado a las izquierdas, que deberían enfatizar el tema social redefiniendo el tema nacional, indicando que el punto central de cada nación son los intereses de las clases populares, que son la mayoría de la población, para las cuales el tema social –su calidad de vida y bienestar social- es el tema más importante. Se tiene que desarrollar un patriómetro que pueda medir el grado de patriotismo y compromiso identitario de una fuerza política midiendo cómo contribuyen sus intervenciones a la felicidad de las clases populares. Y ahí las fuerzas conservadoras y neoliberales ya han mostrado sus grandes insuficiencias. La evidencia de que en España los “súper patriotas” a ambos lados del Ebro son también los más corruptos y los que han aplicado las políticas antisociales es abrumadora. Así de claro.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Ruido y Salud: El tráfico causa niveles de ruido dañinos a más de tres millones de españoles






Fuente: Público
Autor: EDUARDO BAYONA

Algo más de tres millones de personas soportan niveles de ruido dañinos para la salud como consecuencia del tráfico en las 18 mayores zonas metropolitanas españolas, mientras un volumen similar, y parcialmente coincidente, lo sufre por la cercanía de sus viviendas y centros de trabajo a las grandes infraestructuras viarias, autopistas al margen.
Se trata de las zonas en las que los estudios del Ministerio de Fomento sobre exposición al ruido han detectado niveles superiores a los 65 decibelios en las aglomeraciones urbanas y junto a los ejes viarios como consecuencia del tráfico rodado, áreas en las que llama la atención la presencia de 595 centros de enseñanza, desde escuelas de infantil hasta universidades, a los que asisten 393.117 alumnos y 103 centros sanitarios que suman 16.193 camas. Otros seis millones de personas sufren en España niveles de ruido excesivos provocados por otros factores.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea del Medio Ambiente consideran molestos los niveles de ruido superiores a 55 decibelios y potencialmente dañinos para la salud los que pasan de 65, susceptibles de provocar desde pérdidas de oído hasta patologías cardiacas, entre otras dolencias. Eso, en periodo diurno, ya que para el descanso recomienda que la presión sonora exterior no pase de 40 y califica de dañinas las superiores a 55. 

Trabajos previos, quince años después 

El Ministerio de Fomento todavía se encuentra en la fase de diseño del Plan de Acción contra el Ruido que obliga a poner en marcha la directiva comunitaria sobre la materia, aprobada hace quince años, según admite en una respuesta al diputado del PSOE Miguel Ángel Heredia, en la que señala que sus técnicos están trabajando en el informe de las alegaciones presentadas al documento provisional durante la fase de exposición pública. 

El plan, que afecta a los 9.850 kilómetros de carreteras y 1.784 de autopistas por las que circulan más de tres millones de vehículos al cabo del año (8.219 diarios), debe identificar las principales zonas de conflicto y proponer "categorías de propuestas de actuación viables para ir disminuyendo tanto los niveles de ruido como el número de personas expuestas" a niveles superiores a los 55 decibelios.

Heredia, que desconfía de los efectos de ese Plan de Acción contra el Ruido ya que "no hay un presupuesto ni una programación de las inversiones, sino que es un plan de papel, sin nada concreto", considera que el Gobierno "no ha hecho nada por mejorar esta situación, ni siquiera en aquellos tramos que se sitúan cerca de centros hospitalarios o educativos". 

"Rajoy mira a otro lado" 

En este sentido, Heredia señala que la inversión en pantallas antisónicas para proteger los lugares cercanos a estas carreteras "ha sido nula. En seis años no se ha hecho nada por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos donde existe gran densidad de tráfico en las carreteras nacionales, y a pesar de que el ruido puede provocar trastornos físicos y psicológicos". 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que cualquier ruido superior a 65 decibelios durante el día y más de 55 por la noche es nocivo para las personas.

"Rajoy ha mirado para otro lado también en este tema", asegura Heredia. 

Más de 27.000 estudiantes en riesgo en Madrid 

Un tercio de los centros de enseñanza de todo el país sometidos a presiones sonoras de más de 65 decibelios se encuentran en la comunidad de Madrid, donde se encuentran en esa situación un total de 195 con 170.521 alumnos matriculados. 

Más de 27.000 estudiantes van a clase en 28 centros en los que las presiones sonoras son de más de 75 decibelios.

Algo más de 27.000 de esos estudiantes madrileños van a clase en 28 escuelas, institutos y universidades cuyo exterior registra presiones sonoras de más de 75 decibelios, similar al que un secador de pelo causa en su usuario, como consecuencia del tráfico rodado. Entre ellos destacan un centro con 6.500 alumnos situado junto a la autovía A-1, por la que diariamente transitan 145.345 vehículos (24.708 de ellos pesados) a 120 por hora; los ocho, con 5.193 matrículas, junto a la A-2, que tiene una intensidad circulatoria similar, o uno más, de 699 alumnos, junto al que pasan 160.833 automóviles al día por la A-6. 

Le sigue por número de centros afectados la Comunitat Valenciana, que alcanza los 91 con 78.428 alumnos y se sitúa por delante de comunidades mucho más pobladas como Catalunya (68 establecimientos con 28.975 alumnos) y Andalucía (69 con 32.403).

En cuanto a los hospitales situados en zonas ruidosas, las mayores afecciones se registran en Catalunya, con 12 centros sanitaros que suman 2.968 camas; en Madrid, con seis que tienen 2.724, y en Andalucía, 14 con 1.513. La Rioja es la única comunidad en la que ningún establecimiento de la red de salud se encuentra sometido a presiones sonoras de más de 65 decibelios.

“La carretera lleva mucho tráfico” 

La problemática del exceso de ruido provocada por el tráfico automovilístico no es exclusiva de las grandes aglomeraciones urbanas, sino que también se da en pequeñas ciudades y en zonas rurales. 

Así, una media de 10.655 automóviles transita cada día por la N-120 a menos de cincuenta metros del colegio público Santiago Apóstol (69 alumnos) en la localidad leonesa de Villadangos del Páramo, en un tramo que por las mañanas registra el paso de 532 turismos y 101 camiones por hora.

“La carretera lleva mucho tráfico, principalmente por la gente que va a León a trabajar y por los polígonos”, señalan en el ayuntamiento. El colegio ha sido acondicionado hace apenas un año. “Lo han insonorizado y le han puesto doble muro, para el ruido y para el frío”, explican las mismas fuentes, que ironizan con la presión sonora que genera el tráfico: “Tampoco sería malo que tuviéramos más ruido, porque eso significaría que hay más movimiento”. 

Travesías ruidosas en pequeñas ciudades 

Dentro de los grandes ejes viarios destaca la situación de provincias como Guadalajara, donde los 29.832 vehículos que cada día circulan por la A-2 a una media de 107 kilómetros por hora (23 turismos y seis camiones por minuto durante la mañana) provocan niveles de ruido superiores a los 65 decibelios en siete centros de enseñanza a los que asisten 3.012 alumnos y en cinco pequeños centros sanitarios que suman 120 camas. Fomento propone instalar barreras absorbentes, colocar pavimento fonoabsorbente y reducir la velocidad en algunas zonas. 

En Talavera de la Reina, el ruido de los 1.022 coches y 103 vehículos pesados que cada mañana pasan por los nueve kilómetros de la travesía de la N-502 alcanza los 55 decibelios en un área con nueve colegios a los que asisten 6.299 alumnos, llega con 65 a las ubicaciones de otros tres con 2.178 matrículas y alcanza los 75 en la ubicación de otro con 990.

Y en Badajoz, los 28.307 automóviles que cada día circulan a una media de 69 por hora por la BA-20, una circunvalación convertida en travesía al engullirla la expansión del núcleo urbano, afectan a ocho colegios con 4.314 alumnos. Fomento tiene pendiente de instalar a lo largo de la vía, a cuya situación asigna una prioridad media, barreras acústicas. 

Listado oficial por Comunidades Autónomas 

El número de centros de enseñanza y sanitarios ubicados en zonas con una presión sonora de más de 65 decibelios por comunidades es el siguiente: Andalucía, 69 colegios con 32.403aumnos y 14 hospitales con 1.513 camas; Aragón, 20 con 15.065 y 1 con 162; alumnos; Asturias, 15 con 8.366 y 5 con 234; Cantabria, 11 con 3.166 y 7 con 1.276; Castilla-La Mancha, 36 con 21.325 y 20 con 1.376; Castilla y León, 16 con 6.684 y 5 con 547; Catalunya, 68 con 28.975 y 12 con 2.968; Extremadura, 16 con 6.853 y 2 con 27; Galicia, 39 con 14.315 y 18 con 2.870; Madrid, 195 con 170.521 y 6 con 2.724; Murcia, 17 con 6.909 y 4 con 583; La Rioja, 2 con 107 alumnos y ningún hospital, y, por último, la Comunitat Valenciana, 91 con 78.428 y 9 con 1.913.7.

La respuesta del Ministerio de Fomento al diputado socialista no incluye datos de Euskadi, Navarra, Baleares ni Canarias.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

La obligación de las Administraciones Públicas de incorporar a los procedimientos que tramiten datos o documentos que ya posean





1.- Incorporación de datos y documentos de oficio por el propio órgano que los posea y que tramite el procedimiento. 

No estamos hablando del derecho del interesado a no aportar documentación que ya obre en poder de la Administración derecho que, de otra parte, ya fue expresamente reconocido en el art. 35 f) de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común y que ahora se encuentra, con más amplitud, regulado en el art. 28.3 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas.

En este supuesto no es el interesado quien insta a la Administración a tener por presentados datos o documentos que obren en su poder, sino la propia Administración es la que incorpora a un procedimiento que ella misma tramita y de oficio, datos o documentos que ya posee. 

Esta actuación debe vincularse con el principio de eficacia, eficiencia y celeridad que debe presidir toda actividad de las Administraciones Pública y Organismos dependientes de ellas. La Constitución Española dispone así que la Administración Pública no sólo sirva con objetividad los intereses generales, sino añade el plus que también debe actuar de acuerdo, entre otros, con el principio de eficacia (art. 106).

Este principio de eficacia en la actuación administrativa recogido en la Constitución y piedra angular para el empleo eficiente de los recursos económicos y humanos que gestiona el Sector Público, está desarrollado legalmente en el artículo 3.1 de la Ley 40/2015, de Régimen Jurídico del Sector Público que insistiendo, en su primer párrafo, en la obligación de respetar el principio de eficacia constitucionalmente establecido también establece seguidamente que las Administraciones Públicas[1] deben respectar en su actuación los principios de servicio efectivo a los ciudadanos; simplicidad, claridad y proximidad a los ciudadanos; racionalización y agilidad de los procedimientos administrativos y de las actividades materiales de gestión; buena fe y confianza legítima; eficacia en el cumplimiento de los objetivos fijados y eficiencia en la asignación y utilización de los recursos públicos (letras a, b, d, e, h y j, respectivamente, del citado art. 3.1 de la Ley 40/2015). 

Sólo con la aplicación cabal de estos preceptos se puede concluir que una Administración u Organismo dependiente de ella, que haya constatado que obran en su poder datos y documentos ya aportados por los interesados cuya veracidad y legitimidad le consten y que pretenda requerir a éstos para que nuevamente los aporte está vulnerando estos elementales principios de agilidad, eficacia, eficiencia en la utilización de recursos públicos, simplicidad y buena fe y confianza legítima que han de presidir las relaciones entre los ciudadanos y la Administración en la tramitación de cualquiera de los procedimientos que ésta tramite y que les pueda afectar a aquéllos, pudiendo suponer una actitud obstruccionista y merecedora de expediente disciplinario el empleado público que insista en molestar a los administrados con trámites que les pueda suponer un empleo de tiempo innecesario en cumplir, cuando es conocedor de que pueden ser cumplimentados fácilmente de oficio y sin mayor dilación. 

2.- Incorporación de datos y documentos cuando el propio interesado indique su anterior aportación a la Administración que tramite el procedimiento y el deber de recabar electrónicamente dichos datos y documentos cuando hayan sido aportados ante otra Administración. 

Lógicamente, cuando sea el interesado el que alegue la existencia de esos datos ya obrantes en poder de la Administración la obligación de no requerirlos nuevamente se refuerza.

Ya el derogado art. 35 f) de la Ley 30/1992,  establecía que los ciudadanos, en sus relaciones con las Administraciones Públicas, tienen  el derecho “a no presentar documentos no exigidos por las normas aplicables al procedimiento de que se trate, o que ya se encuentren en poder de la Administración actuante”. 

La Sentencia del Tribunal Supremo de 27 de mayo de 2010, Rec. 1719/2007,   recordaba la innecesaridad de un requerimiento,  por parte de un Tribunal de Baremación  en un proceso selectivo, de documentación ya aportada estableciendo  que “dicho requerimiento, incluso, podía haber sido innecesario si el Tribunal de Baremación actuante, como podía y debía haber hecho, hubiera aplicado al supuesto de autos las previsiones contenidas en el apartado f) del artículo 35 de la propia Ley 30/92, pues resulta que la certificación que se achacaba (que) no aportó la hoy actora la aportó en la anterior Convocatoria a la objeto del recurso.

También este precepto es aplicado en la Sentencia del Tribunal Supremo, Rec. 2847/2011, de 30 de mayo de 2012, en la que analiza la desidia de la Administración en tener en consideración datos que ya había aportado el interesado en un procedimiento para la apertura de una farmacia convocado por la Administración del Principado de Asturias y cuya existencia debía haberlos tenida aquélla en cuenta, al haberse alegado su constancia por parte de dicha Administración. En esta sentencia, además, se contesta la alegación de la Administración del Principado de Asturias sobre la obligatoriedad establecida en una norma legal autonómica, art. 6 de la Ley 2/1995, de 13 de marzo de 1995, sobre Régimen Jurídico de la Administración del Principado de Asturias, de indicar expresamente el expediente o procedimiento en el que figuren los datos o documentos para que éstos sean tenidos en cuenta por la Administración. 

El TS resulta contundente, afirmando (Fundamento de Derecho Octavo) que “no alcanzamos a comprender  qué obstáculo podía impedir a la Administración del Principado de Asturias comprobar si lo alegado en la solicitud era o no cierto. Ni qué razón jurídica le permitía dejar de aplicar la norma establecida en el citado art. 35 f) de la repetida Ley 30/1992. Desde luego, tal razón no puede localizarse en lo que dispone el art. 6 de la  Ley 2/1995, de 13 de marzo de 1995, sobre Régimen Jurídico de la Administración del Principado de Asturias, pues su exigencia de que el interesado deba, para disfrutar del derecho a no aportar documentos que ya obren en poder de aquélla, "indicar expresamente el expediente o procedimiento en que figure y el órgano responsable de su tramitación", ha de ser interpretada como referida sólo al documento o documentos cuyo desconocimiento por la Administración actuante sea comprensible, lo que no ocurre para los que reflejaran la titularidad de aquella Oficina desde julio de 1987 a enero de 2002”. 

El fondo del asunto era un concurso para la adjudicación de nuevas oficinas de farmacia en el Principado de Asturias al que concurrió el recurrente, quien había alegado como mérito en su solicitud ser titular de la oficina de farmacia en Colombres (Asturias) desde el 21 de junio de 1979. Al no tener en cuenta dicho dato que debía haberse tenido en consideración para puntuar al interesado los méritos correspondientes por experiencia profesional, sin necesidad de mayor trámite si obrase en su poder,  la Administración incurrió en una flagrante ilegalidad. Por ello, el Alto Tribunal estima el recurso interpuesto por el interesado y ordena reabrir el expediente administrativo y retrotraerlo para que la Administración tome en cuenta y valore la documentación que tenga en su poder o, sólo en caso contrario, (“en otro caso, dicta el Tribunal) le requiera para que la aporte. 

Cabe ser citada también la Sentencia núm. 511/1996 de 24 septiembre, RJCA 1996\1233, de la Sala de lo Contencioso Administrativo  del Tribunal de Justicia de Islas Baleares  que afirma que “El principio de eficacia o de eficiencia exigible a toda Administración Pública -artículo 103 de la Constitución comprende también los principios de celeridad y economía, encontrándose la Administración Pública, en todo caso, al servicio de los ciudadanos. (…) La autorización al Consejo de Ministros para dictar disposiciones que se refieran a la efectividad material y temporal de dicho derecho no se puede interpretar como que la intención del legislador fuese «subordinar el reconocimiento efectivo de este derecho a lo que dispongan las normas reglamentarias de aplicación. Por contra, el precepto habilita tanto al ciudadano para negarse a presentar documentos que ya obren en poder de la Comunidad Autónoma como impone a la Comunidad Autónoma la correlativa prohibición de solicitarlos imperativamente, máxime cuando se trata de la misma Conselleria y de la misma Dirección General. Además, en buena lógica, el término «documentos» a que se refiere el precepto debe interpretarse en un sentido amplio, de modo que comprende también, como es el caso, aquellas informaciones que ya obren en poder de los órganos de la Comunidad Autónoma.

Y, asimismo, la Sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo  de Tribunal Superior de Justicia de Madrid, núm. 111/2000, de 10 febrero (JUR 2000\187824) que dispone: 

El artículo 35 de la Ley 30/1.992 de 26 de Noviembre de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común establece como Derecho de los ciudadanos el de . . . f) no presentar documentos no exigidos por las normas aplicables al procedimiento de que se trate, o que ya se encuentren en poder de la Administración actuante. Es cierto que las facturas no estaban suficientemente identificadas pues solo se establece el centro sanitario la cantidad de facturas y el importe. Pero lo cierto es que las mismas se encontraban en poder de los diversos hospitales los que aún teniendo delegada la gestión de compras o suministros forman parte del propio organismo autónomo al que se realizó la intimación de pago. Debe tenerse en cuenta que lo que pedía el recurrente eran intereses generados por el impago en el plazo previsto en la Legislación sobre contratos del estado el precio de los suministros que había efectuado. La actuación del la Dirección General del Insalud de estimar competentes a los distintos Gerentes de los centros hospitalarios o de atención primaria, podía haberse limitado a enviar copia de requerimiento a cada una de las autoridades delegadas para su gestión, mas no podía consistir en pedir una documentación que ya se encontraba en poder de la administración violentando así uno de los derechos de los administrados cual es el de no aportar documentos que ya se encuentre en poder de la administración”. 

3.- Situación actual: Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas

La normativa vigente, amplía aún más el derecho del interesado de no aportar documentación o datos obrantes en poder de la Administración y la correlativa prohibición a las Administraciones de requerir dichos datos.

Así, la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, que en el segundo párrafo del art. 28.3 dispone: 

“Las Administraciones Públicas no requerirán a los interesados datos o documentos no exigidos por la normativa reguladora aplicable o que hayan sido aportados anteriormente por el interesado a cualquier Administración. A estos efectos, el interesado deberá indicar en qué momento y ante que órgano administrativo presentó los citados documentos, debiendo las Administraciones Públicas recabarlos electrónicamente a través de sus redes corporativas o de una consulta a las plataformas de intermediación de datos u otros sistemas electrónicos habilitados al efecto. Se presumirá que esta consulta es autorizada por los interesados, salvo que conste en el procedimiento su oposición expresa o la ley especial aplicable requiera consentimiento expreso, debiendo, en ambos casos, ser informados previamente de sus derechos en materia de protección de datos de carácter personal. Excepcionalmente, si las Administraciones Públicas no pudieran recabar los citados documentos, podrán solicitar nuevamente al interesado su aportación”. 

Las diferencias entre la regulación ofrecida por el derogado art. 35 f) de la Ley 30/1992 y la regulación actual establecida en el art. 28.3 de la Ley 39/2015 son notables, ya que la no aportación de datos o documentos obrantes en poder de la Administración ya no se configura sólo como un derecho de los interesados, sino también como una doble obligación de todas las Administraciones (no sólo la que tramite el procedimiento): de una parte,  la obligación de no requerir datos y documentos ya aportados  y, de otra, la obligación de recabar electrónicamente esos datos y documentos ya aportados a cualquier Administración. La norma estipula que sólo excepcionalmente en el caso de que no pudieran recabarse dichos datos, podría solicitarse su aportación al interesado.

Es necesario interpretar este precepto en el sentido en el que la jurisprudencia ha interpretado su antecedente, el artículo 35 f) de la Ley 30/1992: la obligación de indicar, por parte del interesado, el momento y el órgano administrativo ante el que presentó un dato o documento que la Administración tramitante necesite para incorporarlo al procedimiento, no es una obligación absoluta, sino relativa. Sería absurdo y chocaría frontalmente tanto contra los principios establecidos en el art. 3.1 de la Ley 40/2015 como contra la propia finalidad del art. 28.3 de la Ley 39/2015 interpretar que la Administración debe requerir siempre el momento y el órgano administrativo ante el que se presentaron los documentos (o datos), cuando ella misma los posea y pueda obtenerlos sin mayor dificultad.

Obsérvese además que la obligación de indicar el momento y el órgano administrativo ante el que se presentó el documento o dato ya aportado se vincula directamente con la esfera ampliatoria del derecho a no aportar documentos que no sólo se limita a la Administración tramitadora que precise el dato o documento, sino que se amplía a cualquier Administración siendo lógico que para recabar electrónicamente ese dato o documento que desconozca el órgano tramitador requiera al interesado aportar esa información (momento y órgano administrativo ante el que presentó el dato o documento) siendo absurdo hacer ese requerimiento al administrado cuando el órgano tramitador conozca la existencia del dato o documento porque ya lo posee, atentando ese requerimiento inquisitorial frontalmente contra los principios de eficacia, eficiencia, economía procesal, servicio público y buena fe en las relaciones entre ciudadanos y Administración establecidos en la Ley 40/2015 y ya explicados no cabiendo ningún reproche legal si -de oficio- se incorpore el dato o documento en cuestión al procedimiento debiendo ello hacerse constar mediante la correspondiente diligencia incorporada al expediente.


[1] La Ley 40/2015 se aplica según su art. 2,  al sector público que comprende la Administración General del Estado, las de las Comunidades Autónomas, las Administraciones Locales y el Sector Público Institucional, éste último integrado por cualesquiera organismos públicos y entidades de derecho público vinculados o dependientes de las Administraciones Públicas. Dicho precepto dispone que quedan también sujetas a las previsiones de la norma –en particular a los principios previstos en el art. 3-  las entidades de derecho privado dependientes o vinculadas  a las Administraciones, cuando se refieran a las mismas o, en todo caso, cuando ejerzan potestades administrativas